20 de Abril.-

«La forma de trabajar del futuro incluye tecnologías como robotización, tecnología satelital, etc.»

Hace pocos días el gobierno del Presidente Piñera anunció la extensión de la gratuidad para la educación técnico profesional hasta un 70% de sus estudiantes. No podemos celebrar más esta decisión. Los que trabajamos para el mundo rural, para el agro, sabemos que una de los grandes causas de menor productividad es la falta de trabajadores «formalmente» calificados y el apoyo para reducir esta brecha es fundamental.

Hace poco más de diez años, en un estudio llevado a cabo por INIA, se descubrió que la edad promedio de los trabajadores del sector productor de leche era de 56 años y un 65% de los trabajadores tenían estudios inferiores a 8° básico. Es probable que esta información hoy en día sea más auspiciosa, no obstante, está siendo cada vez más difícil encontrar personas que quieran trabajar en el campo. Las razones son de diferente índole. Entre las destacables están que la ciudad es tremendamente atractiva para los jóvenes que provienen del mundo rural. Y esto no es en sí criticable. Es un hecho y punto. Los seres humanos somos gregarios por naturaleza y necesitamos sociabilizar permanentemente. Por lo tanto el desafío es volver al campo nuevamente atractivo.

Para ello se requiere de buenas ofertas laborales, pero también de acceso a mayor modernidad, resaltando la mejor calidad de vida que se puede tener en el campo. Tener o no internet en el campo puede hacer la diferencia. La forma de trabajar del futuro (que ya está presente) incluye tecnologías como la robotización, mecanización de alto nivel, tecnología satelital, aplicaciones para información en tiempo real, entre otras, y estas pueden ser muy atractivas para los jóvenes. El problema es que hoy las capacidades para hacerse cargo de estas tecnologías no están instaladas en los trabajadores y poco en los estudiantes, de lo cual el agricultor tiene conciencia e influye en las decisiones de inversión, que finalmente no buscan otra cosa que mejorar la productividad y así los ingresos.

Recientemente los gremios agrícolas, junto a empresas del sector y organizaciones público privadas, hemos comenzado a trabajar en el diseño de un nuevo modelo de capacitación y educación que recoge los aspectos arriba mencionados. La idea es que debemos ser capaces de ofrecer una carrera mientras se trabaja, con los premios adecuados al crecimiento profesional de esa persona, para su propia evolución y de paso favorecer el desarrollo del sector agrícola.

Rodrigo Mardones B.

gerente de Agrollanquihue