«Si eliminamos norma de tipificación, oficial y garantizada por el Estado, se dificulta una elección informada del animal. No conviene»
En términos generales, todos estamos dentro de esta vorágine económica que nos cierne en un constante estrés frente a las variables que son permanentes en los mercados: producción y rentabilidad. Como productores de alimentos, nos interesa tener una relación mucho más cercana con el consumidor final; es decir, acortar la brecha entre el campo y la mesa. Por lo que consideramos muy relevante una buena información al consumidor. Desde que se instauró la norma de tipificación de la carne en nuestro país a inicios de los 90, se avanzó en la transparencia de mercado entregándole información al cliente final, lo que le ha permitido diferenciar este producto. También permitió que el sector ganadero pudiera enfocarse en producir un animal acorde a la demanda que está misma norma generó. En definitiva, la clasificación de distintas categorías que entrega la normativa actual ha sido una importante herramienta para educar al consumidor. Ya hace bastante tiempo se viene conversando entre algunos actores de esta cadena cárnica, la eliminación de la actual norma de tipificación, aduciendo que esta genera costos para la industria y que la tecnología de procesamiento de carne que se maneja en este minuto, es capaz de homogenizar la calidad de ésta, cosa con la cual no estamos completamente de acuerdo. Creemos que los animales jóvenes son más tiernos que los animales viejos y esto se refleja en la actual norma de tipificación: cuando usted compra carne de animales tipificados con categoría V, está eligiendo un animal más joven y por ende, con una gran probabilidad de que sean carnes más blandas. Otro punto, en cuanto a las importaciones, existe la posibilidad de que dentro de las carnes que ingresan al país, provengan de animales que no cumplen con los requerimientos de dicha tipificación, y sean vendidos como categoría V sin serlo.
Esta situación debe ser súpervigilada por los servicios ganaderos, tanto del país de origen como en el nuestro. Lo que más nos preocupa, es a quien va dirigido el producto en cuestión, ya que es el consumidor el que discrimina a la hora de comprar.
Eduardo Schwerter,
Presidente de Fedeleche y Agrollanquihue A.G.