Con 27 socios, entre ellos el ex controlador de D&S, Nicolás Ibáñez, la sociedad Campos Australes decidió formalmente el 28 de octubre pasado convertirse en una cooperativa lechera. Con los ojos puestos en el caso de Colun, en las próximas semanas ingresarán la solicitud al Ministerio de Economía y esperan irrumpir en el mercado lechero en el segundo semestre de 2019.

En cooperativa se resiste mejor. La sociedad Campos Australes, entre cuyos socios figura el ex controlador de D&S, Nicolás Ibáñez, se transformará en cooperativa. Desde el sur del país, la nueva entidad integrará a diversos productores con el fin de transformarse en un nuevo grupo lácteo y así espantar la crisis de precios que afecta al sector, reducir los costos de producción y crear una estructura industrial que les permita competir de igual a igual con los grandes consorcios lecheros.

El miércoles 28 de noviembre pasado, ganaderos y agricultores de las regiones de Los Ríos y Los Lagos pertenecientes a la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (SAGO), además de los accionistas de Campos Australes, entre los que se encuentra Manuka, la neozelandesa en la cual Ibáñez tiene un 13%, dieron el visto bueno a la integración. Los hasta ahora 27 partícipes de la entidad aprobaron —mediante votación en asamblea— la creación de la cooperativa, cuyo funcionamiento comenzaría a mediados de 2019. En las próximas semanas ingresarán la solicitud de inscripción al Ministerio de Economía, que supervisa al sector cooperativo.

Con ello culminan casi dos años de negociaciones. El nacimiento de la cooperativa promete convertirse en uno de los movimientos de mayor calado de la industria láctea en esta década. Y además es visto con buenos ojos por el gobierno, donde la idea de la asociatividad es impulsada desde el propio Ministerio de Agricultura.

El titular de esa cartera, Antonio Walker, recomendó en agosto pasado a los productores lecheros que se juntaran en torno a cooperativas para poder exportar sus productos y convertir así a la leche en otro motor económico del país. “Es asociarse o morir”, les dijo a los productores reunidos en el gremio de Fedeleche. Y los instó a emular lo que hace Colún.

El principal objetivo de la alianza es “crear un grupo cooperativo que permita ganar tamaño y eficiencia”, explica Christian Arntz, presidente del directorio de Campos Australes. Esa una de las cuentas pendientes del sector. Fortalecerse para sobrevivir es clave en un escenario marcado por los bajos precios pagados a los productores, la sequía y el cierre de lecherías como lo demuestran las cifras de Odepa (Oficina de Estudios y Políticas Agrarias): en 2017, la producción lechera de Chile alcanzó a 2.492 millones de litros, un 1,3% menos que en 2016; su tercer año consecutivo a la baja.

Y en lo que va de año, la situación tampoco parece mejorar: las últimas cifras, del primer semestre de 2018, indican que la recepción de leche siguió cayendo, especialmente en la Región de Los Lagos, donde se dejaron de producir 22,6 millones de litros. “Seremos un nuevo actor entrando al mercado formado por productores que trabajarán mancomunadamente y de distinto tamaño. Eso permitirá la transferencia tecnológica”, añade Arntz.

El proyecto es ambicioso. En el mediano plazo construirán o arrendarán una planta de procesamiento de leche.

Una de las ventajas del modelo cooperativo es su tratamiento tributario. Los ingresos por operaciones entre la cooperativa y los socios no pagan impuesto a la renta y pueden descontar tributos por un abanico de gastos mayor al de las sociedades comerciales. Las ganancias o excedentes obtenidos por los socios también están exentos de tributos y las transacciones entre las partes no pagan IVA.

De acuerdo con cifras del Ministerio de Economía, en Chile hay 800 cooperativas vigentes activas, que agrupan a 1,5 millones de socios.

La esperanza del sector

La nueva cooperativa, cuyo número de miembros subirá en la medida que se vayan sumando nuevos socios, englobará casi el 13% —300 millones de litros— de la producción lechera nacional y pretende conjurar años de división en el sector.

“No hay otra alternativa. Todos los países exitosos en este ámbito han tomado este camino”, destaca Nicolás Ibáñez y señala a Nueva Zelanda como el ejemplo a seguir. Él mismo estuvo recorriendo las lecherías de ese país. El director de Drake Enterprises, firma inversionista que posee el 100% de Lácteos Tronador y el 13% de Manuka, es un convencido de que la unión de los productores, además de generar un mayor volumen de producción, permitirá mejorar la “cadena de valor de la leche” como él mismo dice, generando un desarrollo industrial que transforme la materia prima.

Chile cuenta con más de 6.000 productores comerciales, especialmente concentrados en las regiones de Los Ríos y Los Lagos. Hay casi un millón de hectáreas de praderas y unas 500.000 vacas lecheras, de acuerdo a las cifras de Odepa.

El proyecto de la cooperativa comenzó a discutirse en septiembre de 2016 entre los productores de leche de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno y Manuka. Primero se pensó en una sociedad anónima, pero después la decisión fue seguir el camino de la asociatividad, que ha demostrado ser exitoso en el mundo entero.

El plan de negocios considera integrar servicios técnicos y financieros para alcanzar una mayor eficiencia, reducir los riesgos, abaratar suministros y enfrentar así la volatilidad de los precios que ha afectado permanentemente la competitividad de las explotaciones sureñas. Profesionalizar la gestión es otra de las tareas pendientes.

Para fortalecer el proceso, Arntz explica que se facilitará la participación de los productores. La alianza está abierta a la adhesión de nuevos socios, ya que en el medio rural las cooperativas son clave para el entramado social y económico de esas zonas. “Esperamos llegar a 35 o 50 socios fácilmente. Lo ideal es que sea la mayor cantidad de agricultores posible.

La mayoría de los socios ya están sentados en la mesa y quedan algunas acciones por colocar. Se ha hecho un esfuerzo bastante importante en dar a conocer el proyecto. En esta cooperativa, cada socio tendrá un voto”, añadió.

La cooperativa funcionará inicialmente en las mismas instalaciones que SAGO tiene en Osorno.