«Preferimos al Estado como agente regulador que permita al esfuerzo privado expresarse de la mejor forma que sea posible» Gerente de Agrollanquihue

En los años 2017 y 2018 asistimos a distintas reuniones en el Congreso para plantear nuestra visión de la reforma al Código de Aguas. En esa oportunidad expusimos que el proyecto de reforma propuesto por el gobierno de la Presidenta Bachelet, no era adecuado en lo referente a la pérdida de la certeza jurídica que genera el cambio de derecho perpetuo a uno de tipo concesión. Lo anterior porque la concesión al tener una duración limitada, disminuye el incentivo de llevar a cabo proyectos, especialmente los grandes y costosos. La explicación de dicha propuesta original se debía principalmente a la necesidad de que el Estado tuviera la facultad de redirigir o limitar el permiso de uso, sin mayores trámites y sólo por la vía administrativa en caso de requerirlo por razones principalmente sociales. El gobierno del Presidente Piñera decidió continuar con la modificación al código de aguas, sin embargo presentó un número importante de indicaciones al proyecto original, destacando su intención de mantener la certeza jurídica a través de derechos permanentes y de uso perpetuo y recogiendo la necesidad de incrementar el valor y velocidad de las patentes por no uso para evitar la especulación y el acaparamiento, con lo cual coincidimos, pero nos llama la atención que estas patentes tengan una morosidad de más de US$300 millones acumuladas desde el año 2007. Dichas patentes tienen como destino fondos regionales y comunales, que perfectamente podrían ser utilizados para aumentar la disponibilidad de agua en zonas rurales, que es donde normalmente hay más dificultades para obtenerla, ya sea a través del Programa de Agua Potable Rural del MOP o micro-embalses. Lo anterior demuestra que tenemos la solución más cerca de lo que se cree, pero al parecer requerimos de mayor agilidad administrativa.

Creemos que el agua debe estar disponible para todo el que la necesita y por ello estamos en contra del acaparamiento y especulación, particularmente en zonas como la nuestra donde los requerimientos de agua son inferiores a su disponibilidad para usos humanos, lo que afortunadamente permite reservarla para usos ambientales.

Rodrigo Mardones.