17 OVEJAS PREÑADAS. La aniquilación ocurrió en el sector de Ilque. La afectada dijo que no denunció «porque nadie responde por el daño y las pérdidas».
Afines de junio y el 10 de julio fueron los ataques de los perros asilvestrados que terminaron con las 17 ovejas preñadas que mantenía Eliana Quijada, vecina de Ilque en la Ruta Costera a Calbuco.
Ambos hechos dejaron sin ganado ovino a la profesora retirada y que desde que se jubiló se dedica a la producción de ovejas.
«Da impotencia esta situación, vivo en el campo más de 40 años y antes no pasaba esto. Claro era el puma, pero mataba una o dos ovejas para alimentarse, y no hacía este tremendo daño», acotó.
Explicó que las pérdidas superan el millón 200 mil pesos.
«No es la primera vez que ocurre algo así, pero nunca me había pasado que se pierdan todas las ovejas. Es una situación reiterativa, pero ¿a quién le voy a reclamar? Porque la solución sería eliminar los perros, pero nos arriesgamos a denuncias, demandas y problemas con la justicia ya a un vecino le ocurrió».
Eliana Quijada dice que no realizó la denuncia. «Lo que me ocurrió sobrepasó todo los márgenes. No he querido denunciar ni decir nada, porque para qué, si al final no se llega a nada, esos perros no tienen dueño y quién va a pagar», se preguntó.
Educación
El doctor Pablo Gómez, etólogo de Puerto Varas, (estudia el comportamiento de los animales en sus medios naturales) explicó que los perros mantienen una secuencia de caza normal e inherente al perro: están al acecho, persiguen, matan, desmembran y comen. «A lo largo del tiempo, a la hora de elegir razas, junto con manipular situaciones de físico, se manipulan cuestiones genéticas. Un perro pastor tiene inhibida la consecuencia de mordedura y desmembramiento», dice.
Insistió que es natural que un perro cace, responde a la naturaleza, pero es algo que se puede manejar con personas responsables.
«La solución sólo pasa por la educación, y los planes lo tiene que aplicar el Estado. Tiene que cambiar la cultura, porque la gente abandona, y por más que se mate no es una solución, porque en un año habrá la misma población», adujo.
Alejandra Miranda, de la Fundación Albergando un Amigo, manifestó que la sobrepoblación canina tiene un origen muy claro: abandono y falta de esterilización.
«Lamentablemente en esta zona se juntan ambos factores y muchas veces el esfuerzo del Municipio y de voluntariados como Albergando un Amigo resultan insuficientes, porque falta una política de Estado que efectivamente incluya la esterilización».
Fuente: El Llanquihue