Hace unos pocos días atrás, el 1 de octubre, una de las revistas médicas más prestigiosas (Annals of Internal Medicine) publicó un artículo que prueba que la evidencia en contra las carnes rojas respecto de su efecto en la salud de las personas (cáncer y cardiovasculares) son muy débiles. El artículo corresponde a un consorcio mundial de 19 investigadores de siete países.
Cabe destacar que los miembros de este Consorcio fueron seleccionados por su falta de conflictos de interés y su habilidad para evaluar la calidad de la evidencia científica. Ellos realizaron una revisión exhaustiva y sistemática del contenido y la calidad de cientos de estudios que involucran a millones de sujetos asociados al consumo de carnes rojas. Los autores utilizaron un sistema ampliamente aceptado para clasificar la evidencia científica conocida como GRADE, el que pondera los hallazgos de estudios dietéticos controlados aleatoriamente más que los provenientes de estudios observacionales. Estos últimos son los que comúnmente muestran un vínculo entre la carne y las enfermedades.
En su revisión, los investigadores no encontraron una asociación estadísticamente significativa o importante entre el consumo de carne y el riesgo de enfermedad cardíaca, diabetes o cáncer.
El cambio de este paradigma es y será un proceso lento y que debe vencer muchas barreras, comenzó siendo de salud, con el tiempo se está demostrando que nunca han existido pruebas sólidas al respecto, ahora es el cambio climático.
Fuente: El Llanquihue