Si bien los líderes del sector tienen claro que recién en abril se realizará el plebiscito que determinará si se aprueba la redacción de una nueva Carta Fundamental y el proceso cómo se haría, ya analizan cuáles son los temas que deberían ser considerados, dada la importancia del campo y la ruralidad tanto en la producción de alimentos como en el desarrollo social, cultural y económico del país.
Agua, protección de los recursos naturales, valorización de las regiones y reconocimiento del agro como una actividad estratégica. Esos son los temas que debieran estar en una nueva Constitución, de ser aprobada su redacción, plantean diversos dirigentes del sector. No son temas levantados al azar, dicen, sino que surgen del análisis realizado con los integrantes de las distintas asociaciones o agrupaciones vinculadas a la producción agroalimentaria sobre qué necesidades o aspiraciones debieran ser incluidas.
“Nos preocupa que esta discusión se urbanice mucho. Chile es un país agrícola, por lo que en esto tiene que haber gente que venga del mundo rural. Es decir, aquí, más que lo político, se requiere que lo rural tenga una representación, pues el país tiene grandes diferencias no solo entre las regiones, sino también en las realidades de la ciudad y el campo, y eso debe estar considerado en la Constitución. No hay que olvidar que más del 60% de lo que ocurre está fuera de la ciudad. Por ello es importante que no se mire solo con la lógica urbana. El campo tiene que dar su opinión, porque sabe dónde le aprieta el zapato”, plantea Orlando Contreras, presidente del Movimiento Unitario Campesino y Etnias de Chile (Mucech).
De todas formas tienen claro que todavía debe definirse, en el plebiscito de abril, si se aprueba o no el elaborar una nueva Carta Fundamental y la manera en se haría. Por ello, Ricardo Ariztía, presidente de la SNA, organización que reúne a los líderes gremiales del agro, explica que por ahora “preferimos no emitir una opinión en circunstancias que el proceso aún tiene que avanzar”. Similar es la visión de sus asociados Fedeleche, Saval y la Sociedad Agrícola del Norte, cuyos presidentes, Eduardo Schwerter, Víctor Valentin y María Inés Figari, respectivamente, insisten en que prefieren abstenerse de opinar dado que aún no está definido el proceso.
A pesar de lo anterior, expertos y dirigentes de distintos rubros, agrupaciones y de las distintas zonas del país reconocen que es importante llegar al plebiscito entendiendo bien qué es la Constitución. Por lo mismo, intentan prepararse. Así, por ejemplo, hoy los líderes de Fedefruta se reunirían con abogados constitucionalistas para entender bien sobre el proceso, pues “hay un vacío de conocimientos y es importante que todos entendamos y así podamos analizar el tema en cada una de las asociaciones”, comenta Jorge Valenzuela, presidente de los fruticultores. Y por lo mismo, Ariztía enfatiza que como SNA “estamos preparando presentaciones con el apoyo de especialistas, y así estar disponibles para viajar a apoyar, con el objeto de explicar qué es una Constitución”.
Lo importante, plantea el exministro de Agricultura Carlos Furche, es que se avance en acuerdos que permitan que el agro y la ruralidad estén dentro de la mirada con que se desarrolle el proceso constituyente, pues “ninguno de los temas podrá imponerse sin considerar las ideas y valores de los que tengan ideas distintas”. Por lo mismo, considera, al igual que Contreras, que es parte del debate “que haya efectivamente distintas posturas para garantizar la presencia de determinados grupos de interés y la paridad de género. No puede asegurarse la presencia de cada grupo simplemente por determinación administrativa”.
La necesidad de estar representados la comparte Ronald Bown, presidente de Asoex, quien sostiene que “en términos generales, creemos que en una eventual nueva Constitución, la ruralidad deberá considerarse como el elemento fundamental en el desarrollo del país, por lo que en términos de participación en cualquier organismo destinado a modificarla, el agro debe participar en forma altamente representativa”.
En el intertanto, a lo largo del país, expertos y dirigentes de rubros y de agrupaciones de distintos tamaños ven como esencial que el agro sea parte del proceso constituyente, ya que, dicen, debe ser reconocido en la eventual nueva Constitución, pues el sector es el generador de alimentos para chilenos y el mundo, además de fuente de desarrollo económico y social en todo el país.
Agro estratégico
Precisamente, porque el agro es el origen de los alimentos y porque genera arraigo al territorio, cultura, desarrollo económico y social —al ser una fuente tanto de trabajo como de empresas de todos los tamaños—, se estima que la nueva Carta Magna debiera reconocerlo como una actividad económica estratégica para el país.
El sentir lo resume Ronald Bown, presidente de la Asoex. “Consideramos a la agricultura como un sector altamente estratégico desde el punto de vista de la mantención de nuestra cultura y tradiciones, por lo que, insistimos, deberá considerarse en cualquier modificación que se realice a nuestra Constitución”.
Y agrega que “creemos que la nueva Carta Fundamental debe sentar las bases para que Chile pueda, en forma definitiva, consolidarse como una potencia agroalimentaria de clase mundial, para lo cual debemos potenciar nuestra agricultura, y en específico la fruticultura, en función de lo que representa para nuestro país en términos de empleos directos e indirectos (más de un millón de personas), exportaciones y presencia rural”.
“El agro debe ser reconocido como un componente económico esencial del país”, plantea Contreras.
Ese reconocimiento impactaría directamente en la pobreza rural, ya que, como plantea Carlos González, presidente de Fedecarne, al mejorar el estándar y calidad de vida en los sectores rurales, promovería un efectivo desarrollo rural.
Similar es lo que plantea Arnoldo Ñanculef Huaiquinao, vocero del Parlamento Mapuche Koyag, quien dice que en su organización consideran que es esencial que en la Constitución el agro quede consagrado como el medio más importante de producción de alimentos para el país y para el mundo, entendiendo que es el medio de desarrollo económico y social especialmente para los pequeños productores.
Y para Lina Arrrieta, presidenta de la Asociación de Productores de Copiapó (Apeco), que el agro sea considerado estratégico es fundamental para mantener el desarrollo del país a nivel regional, pues “es el sector donde más se contrata mano de obra, especialmente mujeres; por eso debe preservarse como una actividad económico-estratégica”. E insiste que también debe reconocerse en ella la importancia de la agricultura familiar campesina, “porque es clave para la producción nacional”.
Cristián Concha, presidente de la Asociación de Ganaderos de Magallanes, enfatiza que al analizar el tema en el directorio, consideran que dos temas son esenciales para ser considerados en una nueva Carta Fundamental: “Tener en consideración la seguridad alimentaria nacional y el resguardo de predios agropecuarios productivos por sobre la explotación minera, que en definitiva exista un marco regulatorio equilibrado”.
Recursos naturales, prioridad
El agro es sinónimo de tierra, agua y biodiversidad. Sin ellos, y disponibles en buenas condiciones, no hay vida ni alimentos.
Por ello, en los distintos sectores se insiste en que es esencial que la Carta Fundamental no solo consagre el derecho de los chilenos a vivir en un medio ambiente limpio, sino que también establezca la protección de los recursos naturales, para que sean preservados para todos los chilenos de hoy y el futuro, pero, al mismo tiempo, puedan utilizarse para producir de manera sustentable.
“Es indudable que hay que preservar el medio ambiente. Pero para el sector también es un tema central cómo asegurar que la relación del sector agroalimentario con el medio ambiente permita al mismo tiempo preservar los recursos naturales, darles un uso eficiente y ser capaz de generar empleo, riqueza e integración social en el mundo rural”, enfatiza Carlos Furche, exministro de Agricultura y consultor internacional.
Lo considera tan esencial que recalca que “el desarrollo sustentable debiera estar casi en el encabezado de la Constitución. Debe quedar registrado que los ciudadanos tendremos el derecho a un medio ambiente libre, y que los recursos naturales quedan debidamente preservados para ahora y el tiempo que viene”.
Por lo mismo, el planteamiento es proteger no solo los recursos, sino también establecer esa protección al suelo agrícola, dice Orlando Contreras, “ya que es el origen de la producción. Y hay que tener claro que sin eso no hay alimentos”.
El agua, consumo humano y alimentos
Desde que el agua comenzó a escasear —hace ya varios años, producto de la sequía y el impacto del cambio climático— se incrementó la presión ciudadana para modificar el Código de Aguas y el actual sistema de asignación de los derechos de uso y se consigne en la Constitución que es de propiedad de todos los chilenos.
Desde el agro, diversos dirigentes y expertos, haciendo eco de lo que dicen sus asociados, recogen esa aspiración ciudadana y sostienen que la calidad de bien nacional de uso público, que hoy consigna el Código de Aguas, debe quedar explícita en la eventual nueva Carta Fundamental, reconociendo, además, que la primera prioridad es el consumo humano. Pero agregan que también se debe establecer como prioritario su uso para la producción de alimentos.
“Sin agua, no se puede hacer agricultura, y sin ella, no hay alimentos. Entonces, el agua tiene que ser, indudablemente, primero para el consumo humano, pero también debe estar el derecho de aprovechamiento del agua para producir alimentos y que garantice el cultivo de la tierra. Que sustente la vida vegetal y animal. Porque sin agua no se hace nada”, dice Lina Arrieta.
Similar es el planteamiento de Isabel Quiroz, directora ejecutiva de iQonsulting, quien enfatiza que “el agua es un recurso natural que debe estar presente para darle el sentido de preferencia y ordenamiento en caso de bajar su disponibilidad (como ocurre ahora). Debe atender en forma preferente la necesidad de consumo humano. En segundo lugar, la producción de alimentos y luego las otras actividades, pero los derechos otorgados en forma legítima y en un sistema acordado y conocido se deben respetar y el Estado deberá indemnizar cuando deba hacer uso de esos derechos para garantizar la prioridad que es el consumo humano. Todo este mecanismo de gestión del Estado es parte de las leyes específicas”.
Lo anterior es refrendado también por Carlos Furche y Arnoldo Ñanculef, quienes insisten en que debe incluirse su protección como recurso natural.
Orlando Contreras, en tanto, añade que “es un derecho de todos… Y dado que es un bien cada vez más escaso, debe quedar establecido el derecho de todas las personas a tener agua en calidad y cantidad, pero también para poder producir alimentos de manera sana y de calidad”.
Regiones, el motor
Si bien hay temas que pueden no parecer directamente agroalimentarios, sí impactan. Es todo aquello que tiene relación con las regiones, ya que la producción agroalimentaria se produce prácticamente desde Arica hasta Punta Arenas.
Por ello se insiste en que la eventual nueva Carta Fundamental debiese también consagrar la importancia de las regiones como motor de la economía nacional y su impacto en la generación de alimentos para Chile y el mundo.
“Si se establece que las regiones deben tener mayor autonomía para la decisión de sus recursos y mayor equidad respecto a la asignación de ellos, toca de manera indirecta buena parte al mundo agrícola… Por ello, todo lo que permita potenciar en las regiones de alguna manera es un buen indicador para el mundo agrícola y mundo rural”, recalca Furche.
Regiones en las que prevalece el mundo rural, en donde acceder a la educación, a la salud, a la vivienda e incluso a la conectividad se dificulta. De hecho, incluso en programas estatales, como los concursos de riego, los recursos para ciertas zonas son menos, lleva a que se viva una situación de desigualdad importante.
Por ello, a nivel de dirigentes regionales solicitan que se reconozca de manera clara la importancia de las regiones. “En términos generales, también debiera haber una definición respecto de generar condiciones equitativas de desarrollo y acceso a bienes y servicios para el habitante rural y el urbano, lo que generaría un incentivo potente a la descentralización y avanzaríamos de manera decidida hacia la ocupación estratégica y racional del territorio”, plantea Bruno Rubilar, presidente de Aproval.
Más de un millón de personas representa la fruticultura en términos de empleos directos e indirectos en el país. Falta sumar los de las otras actividades del agro.
Reconocer la diversidad étnica y cultural
Chile, a lo largo de la historia, ha ido sumando razas y nacionalidades. Así, a los pueblos originarios se han agregado europeos, asiáticos y afroamericanos, generando así una base cultural muy diversa, lo que para Orlando Contreras, presidente del Movimiento Unitario Campesino y Etnias de Chile (Mucech), debe ser reconocido en la Constitución. “Más allá de lo étnico, porque este país está integrado por personas de distintos orígenes, que llegaron a lo largo de toda nuestra historia formando nuestra identidad. Y eso debe ser reconocido”, plantea.
Similar opina Arnoldo Ñanculef, quien recalca que, junto con el reconocimiento constitucional a los pueblos originarios, se debe consagrar su derecho a la representación política.
Contreras recalca que ese reconocimiento debe extenderse a las diferencias geográficas de cada zona del país, que implica miradas y necesidades diversas. “Ese reconocimiento permitiría también un desarrollo más armónico del país”, dice.
Fuente: Revista del Campo, El Mercurio