Los contratos a futuro del crudo estadounidense WTI se comerciaban -20 dólares para entrega en mayo, registrando su menor nivel histórico debido al desplome de la demanda mundial provocado por la pandemia de coronavirus.

En el corto plazo este derrumbe del petróleo trajo como consecuencia inmediata una fuerte baja del precio del maíz, ya que “La industria del etanol estadounidense está muerta» según dijo Charlie Sernatinger, jefe global de Futuros de Granos de ED&F Man Capital Markets en declaraciones a La Nación.

Al cierre de los negocios en la Bolsa de Chicago, las posiciones mayo y julio del maíz perdieron US$3,15 y 1,78 tras quedar con precios de 123,71 y de 126,86 dólares por tonelada. Así, el contrato más cercano quedó en el nivel más bajo desde el 1º de septiembre de 2016, cuando el cereal se cotizó a 122,43 dólares. En lo que va del año, el valor del grano grueso retrocedió un 18,96%, desde los 152,65 dólares vigentes el 31 de diciembre último.

La relación de precio maíz-leche ha sido una de las más básicas para medir la rentabilidad del precio, esta circunstancia favorece la alimentación de las vacas a un menor costo, por lo que vuelve más rentable el precio de la leche.

Pero quedarse en eso sería mirar demasiado corto. La mayor parte de los productores petroleros son importadores de leche en polvo. Uno de nuestros mayores clientes de leche en polvo es Argelia, segundo importador detrás de china en ese rubro, y la última semana anunció que tiene stock suficiente como para llegar hasta el año que viene, lo que plantea serias dudas sobre su participación en el mercado mundial en lo que queda del año.

Esta caída de los precios del crudo profundizarán la especulación del país africano si es cierto que dispone de reservas, ya que las exportaciones petroleras representas el 35% de su PBI y casi dos tercios de las ventas totales que realiza el país.

La lógica y realidad económica indican que en los países petroleros cuando aumenta su ingreso por cuenta de un mejor precio del barril, se fortalece su poder adquisitivo, por lo que se demanda más leche, haciendo que la cotización, especialmente de la leche en polvo, tienda al alza. Cuando sucede a la inversa, los precios se desploman.

Seguramente el tiempo nos responderá las dudas que hoy se ciernen sobre el mercado, mientras sucede, las empresas comienzan a evaluar nuevas formas de comercialización para sus productos ante el nuevo paradigma que sacude al mundo.

Por Damián Morais

Fuente: https://edairynews.com/