El gobierno puede continuar subsidiando proyectos de mega-tambos, importar vacas y mantener un alto precio para el productor, pero el límite lo impondrán los altos costos de producción acentuados con la importación de alimentos.

Con una clase media creciente, ¡equivalente a la totalidad de la población norteamericana!, las preferencias de alimentación de la población van virando de los cereales hacia la proteína animal aumentando significativamente el consumo de carne y lácteos. El gobierno local se propuso un objetivo de consumo de 100 litros de equivalente en litros de leche por habitante/año como herramienta para mejorar la salud de la población y en 2021 con el pico histórico producción de 38.000 millones de litros sólo cubre 26 litros por habitante/año.

Si bien 100 litros por habitante/año parece poco comparado con el habitual consumo argentino (190 litros), o la recomendación de 160 litros de la Organización Mundial de Salud, la propuesta casi duplica el consumo chino actual. Recordemos que en la década de los ochenta el consumo chino era de 5 litros por hab/año por todo concepto, actualmente se va acercando a los 50 litros y se pusieron como meta 100 litros.

También con cada año que pasa la intolerancia a la lactosa tradicional va cediendo con el ingreso de nuevas generaciones consumidoras de leche (a pesar de ser un país con baja tasa de amamantamiento, la posibilidad que trajo la importación de leche maternizada de calidad permitió a las abuelas suministrar leche a los niños acentuado esto a partir del 2009). En éste contexto la posibilidad de autoabastecimiento de leche con producción propia se torna utópico.

Tomando un poco de perspectiva, miremos le evolución de importaciones en los últimos 22 años. En el siglo XX prácticamente las compras al exterior eran nulas. En 2008 con la adulteración de leche en polvo con melamina (en un muy rústico intento de mejorar el análisis de proteína de la leche que generó algunas muertes y 300.000 niños afectados con variada gravedad) la población se volcó a los productos importados, preferencia que aún subsiste. Luego la curva es marcadamente creciente, con la caída del 2015 causada por una restructuración de la economía doméstica importante y la del corriente año 2022 con la política Covid Cero con fuerte impacto en la actividad económica. Estimamos que la tendencia de las importaciones que presenta el gráfico se mantendrá en el tiempo: China necesita leche.

Por Marcos Snyder, consultor lechero y administrador de tambos – Publicado en su portal Dairylando.com

 

Fuente: https://www.todolecheria.com.ar/