Señor Director:

Como país, en los últimos años hemos sido testigos de la disminución drástica del aporte a la economía de ciertos rubros orientados a la producción de alimentos (remolacha, trigo, raps, producción de carne), mientras otros se mantienen sin poder despegar. Un ejemplo claro de esto último es la leche.

Con un potencial cercano a tres veces la producción actual, a principios de la década el sector se hacía partícipe de la idea Chile Potencia Agroalimentaria. En 2011, el país superaba por primera vez los 2.000 millones de litros de leche de recepción en planta y en 2014 el precio real promedio a productor llegaba a $260 por litro, con exportaciones de 460 millones de litros de leche equivalente e importaciones por 370 millones de litros. Sin embargo, comenzando 2015 la balanza comercial láctea se invirtió y Chile pasó de ser exportador a importador neto de leche. En 2017 las importaciones de lácteos alcanzaron 830 millones de litros equivalentes, o sea, un 40% de la producción nacional, y las exportaciones, solo 340 millones de litros. Es decir al menos 500 millones de litros de leche que hemos dejado de producir con trabajadores chilenos, con vacas chilenas en campos chilenos.

El impacto se ha traducido en un cada vez más alto número de lecherías cerradas. Esto incluso podría poner en riesgo el abastecimiento futuro de la industria láctea local, con un grave perjuicio a las economías regionales, donde la agricultura y la agroindustria tienen un alto peso específico. Para muchos el sueño se ha ido diluyendo.

Las importaciones tampoco han significado mejores opciones para el consumidor final. No se observan precios significativamente más bajos o calidad sustancialmente superior; es más, estamos convencidos de que los productos elaborados con nuestra leche son insuperables.

Entendemos que las decisiones de hacer del sector lácteo chileno un sector potente provienen de los mismos productores. Debemos «hacernos cargo de nuestra leche». Para lograrlo y como principal y urgente gestión, hemos solicitado al Gobierno la aplicación de salvaguardias, herramienta de defensa comercial necesaria mientras nos repotenciamos como sector para desarrollar los emprendimientos que nos permitirán volver a participar del sueño de Chile Potencia Agroalimentaria.

Eduardo Schwerter Añazco
Presidente de la Federación Nacional de Productores de Leche, Fedeleche

 

Fuente: http://www.elmercurio.com/blogs/2018/08/07/62321/Salvaguardias-en-el-sector-lacteo.aspx